A amortizar

 Pero el pequeñajo insiste en crecer.   Y toca cambiar los muebles infantiles por otros juveniles.   Pides precio, vuelves a preguntar antes de desmayarte, y te haces la gran pregunta.   ¿Por qué no le hago la habitación yo?   Y las palabras de aliento de los demás.     "¿Estás seguro? ¡Que lo que hemos visto parece complicado!"   Pero vuelves a preguntar el precio, echas números y las cuentas salen claras.   ¡Te puedes equivocar 10 veces y todavía te queda margen.   Así que manos a la obra.

Primero el armario y la estantería.

 Ya puestos, como sobró algo de madera, le fabrico la mesa de estudio con la balda extraíble para el portátil.

¿ Aún queda algún retal ?    Pues unas baldas a juego.

Y, ¿por qué no?, la cama que vimos en la tienda de muebles pero a precio.   Y a medida.   Unos cálculos por aquí, mandas a cortar la madera en la tienda, y con una fresadora Bosch (la de la caja de madera que salió por 70 €) te agencias una habitación completa para tu chaval en madera natural.

De paso, también le preparas una caja a la máquina, porque te la entregan en una caja de cartón que no se corresponde con la categoría de una herramienta tan chula.