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domingo, 25 de octubre de 2015

UN RELOJ PARA JOAQUIN

Mi hermana, la Roetes (a la que ya mencioné en un post anterior), me pidió un regalo especial para su amigo Joaquín.   Un reloj de pared, con la particularidad de que los puntos horarios no serían los típicos, sino que estarían formados por fichas de dominó, en los que la suma de sus puntos determinarían la hora.   Para darme una idea me aportó una fotografía de uno que había visto en internet, de forma cuadrada y con las fichas pegadas sobre la madera.

Así que aceptado el desafío me puse manos a la obra.

Lo primero fue tirar de mis oxidados conocimientos de dibujo, y compás en mano trazar un círculo sobre el cual repartir los doce puntos horarios.

Por suerte, es fácil recordar que el radio de una circunferencia corta a ésta en seis trozos iguales.  Pero como se necesitan doce, luego hay volver a dividir estos trozos en dos.   Si alguien recuerda como se traza la bisectriz entre dos puntos, ya sabrá como lo hice y si no, puede tirar de wiquipedia y refrescar aquéllo que nos enseñaron en la EGB y que siempre nos preguntamos para qué demonios nos iba a servir.

Una vez dibujado el diseño, presenté las distintas piezas sobre el tablero para ver qué tal, y aparentemente no iba mal la cosa.   Pero el reto siempre está ahí.   Así que de reloj cuadrado nada, mejor octogonal, y para subir nota, las fichas de dominó no irían pegadas sobre la madera (que eso puede que esté bien en un trabajo manual del cole), sino que se harían los cajeados necesarios para que quedaran embutidas en la madera y enrasadas con su superficie.


Para hacer las cajas, la herramienta ideal es la fresadora, para lo cual me fabriqué esta plantilla, teniendo en cuenta que el tamaño debe ser mayor para compensar el espacio que queda entre el anillo copiador de la máquina y el filo de la fresa.   Como se ve hay una línea justo en el centro de la plantilla que se hace corresponder con cada línea del reloj consiguiendo así la exactitud necesaria en las distancias entre cada una de las fichas.


Y así, sin prisa pero sin pausa, se fueron haciendo cada una de las cajas.


Luego llegó el momento del corte del tablero octogonal.   Como se vé se me fue un poco el corte por una pequeña astilla en la guía de la ingletadora que impidió que la madera apoyara perfectamente sobre ésta.   Pero no pasó de ser una contrariedad que se arregló sin mayor problema.



A continuación barnizado con un ligero tinte.  Y apertura del hueco por el que sacar el eje de la maquinaria.


Una vez determinado el punto por el que saldría el eje ya tendríamos claro cual sería la situación de la maquinaria.   Así que, tras trazar el contorno en la parte posterior, se hizo el cajeado que se ve más abajo también con la fresadora, pero esta vez sin utilizar plantilla ya que aquí la precisión no es tan necesaria por quedar oculto tras el reloj.   Simplemente se dibujó el contorno y se siguió a pulso el contorno.







Y llega la hora de los remates.   Utilizando un listón y la mesa fresadora, elaboré la moldura que se ve ...








 ... y que, debidamente cortada enmarcaría el reloj.   Aquí tenéis la prueba en seco.   El cálculo del ángulo a cortar para que sea un octógono es fácil:   puesto que la circunferencia completa tiene 360º, y puesto que queremos 8 lados, dividiendo obtenemos que cada ángulo tendrá 45ª y puesto que esos 45º son la suma de unir dos listones, cada uno tendrá que cortarse con una angulación que será la mitad de 45º, o sea, 22'5º.

Como norma general, se puede deducir que el ángulo de corte para cualquier marco será 360 dividido entre el doble del número de lados.
                                           
ANGULO DE CORTE =          360         
                                          nº de lados x 2



Para construir este marco utilicé la engalletadora, que es la máquina que aparece más abajo.


Por si alguien no la conoce todavía, esta máquina hace un surco en los elementos a unir, en los cuales se aplica cola y se introduce esa especie de galleta ovalada de madera que proporciona unas uniones bastante fuertes por su gran superficie de encolado.   Además permite cierto margen de error a la hora de encarar cada pieza.

Puesto que la ranura para la galleta es más grande que el listón empleado tuve cuidado de que los cortes sólo fueran visibles por la parte interna del cuadro.  Y en vez de usar galletas enteras, a las que luego tendría que cortar el excedente una vez secas, directamente las corté por la mitad antes de encolarlas para evitar que sobresalieran.


Y, para el encolado, mientras seca la cola es mejor reforzar con la cinta tensora, gran utensilio para la fabricación de marcos, sobre todo cuando se trata de marcos con cortes distintos a 90º, para los que las plantillas a escuadra resultan inservibles.


Detalle del encolado.   Como veis se aprecia como casan perfectamente las ranuras de los dos listones, y la galleta (o mejor dicho, la media galleta) uniendo ambos.


Y, por fin, el reloj de Joaquín una vez terminado.   Espero que luciera bien en su casa de Guadalajara, y ahora en la nueva de Madrid, y es que que el buen Joaquín se nos ha mudado.   Espero que tarde muchísimo en volver a mudarse, porque ya se sabe lo que reza el dicho "de Madrid al Cielo".   Así que tranquilo Joaquín, porque como indica el título de la famosa película dirigida por Warren Beatty y Buck Henry "el Cielo Puede Esperar" y aquí, de momento, se está a gustito.


2 comentarios:

  1. ¡Wooow!
    Tengo que decir que es un proyecto súper original y muy creativo. Sencillo y fácil de realizar. Ya lo veo con Naipes y otros tipos de juegos.
    ¡Es Único!

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    1. Gracias Sergio. Pero sólo es único por las mejoras que he pretendido introducir, porque está copiado de una foto que ví. Si lo replicas con otros juegos me gustaría verlo a ver que tal te queda. Acuérdate y me lo pasas.

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